Mi pequeño bebé Frankenstein

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Go fuck yourself… cause I aint doing it.

No la dejes salir versa el slogan de la cinta de ciencia ficción Morgan. La intención fue siempre el generar la duda sobre qué es Morgan y por qué no debe salir, incógnitas que pueden ser fácilmente deducidas con palabras más, palabras menos por puro sentido común, mismo sentido que no es tan practicado en la película.

Luke Scott presenta una propuesta que cuestiona todo aquello que nos hace humanos y nos podría llegar a diferenciar de todo aquel ser creado de manera artificial. Todo comienza con la llegada de Lee Weathers (Kate Mara), una asesora de riesgos, a un alejado laboratorio tras un incidente con el nuevo modelo de la línea L9, ella tendrá que tomar la decisión sobre la viabilidad del proyecto.

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Al momento de llegar al laboratorio Lee se encontrará con una serie científicos que están locos por su más reciente creación, Morgan (Anya Taylor-Joy), las personas que ahí viven la ven como a una hija y están convencidos de que, a pesar de no ser humano, la niña tiene capacidad de sentir las mismas emociones que ellos. Basta con ver la cara sin expresión de Morgan para saber que todos están equivocados.

La introducción de la cinta es rápida y concreta, un ritmo que desafortunadamente no se mantiene, apenas la historia comienza a tomar rumbo se deja caer con un atropellado paso lleno de agujeros argumentales y giros que no logran sorprender a nadie.

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Uno a uno conoceremos a los científicos y habitantes del recinto y a medida que desfilan ante nuestros ojos son menos creíbles y más olvidables. Del grupo se puede rescatar a Amy (Rose Leslie, Ygritte en Game of  Thrones) una experta en conducta humana que hace todas las cosas que nunca esperaríamos de un especialista en dicha área y que, como Jon Snow, no sabe nada de lo que pasa a su alrededor. La única persona del grupo con la que podríamos empatizar es Skip (Boyd Holbrook) el chef del lugar y al parecer la única persona que tiene idea de lo que pasa en esa casa de locos.

A lo largo de la película veremos las capacidades de batalla de Morgan y la facilidad con la que puede terminar con la vida que la rodea, hecho que no pone en alerta a sus creadores, quienes la ven como a su pequeño bebé Frankenstein y deciden aceptarla así, pues es su naturaleza. Lo único que hacen para “evitar” que su creación se salga de control es tenerla en un cuarto, muy a la Ex Machina, con música de ópera para que se encuentre relajada.

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El tercer acto es plano, las batallas o batalla extendida no logran convencer ni dar idea de lo que está en juego. El twist o gran revelación que espera dejar a todos con la boca abierta nunca llega pues era algo que anticipábamos desde hace mucho tiempo. Morgan ocupa una fórmula ya conocida para contar una historia que no nos da explicaciones y parece que tampoco a sí misma.