“Nuestro hijo te está pidiendo algo, estás aquí por él.”
Perder algo que estimas es doloroso pero también es algo que con el tiempo se puede superar, pero perder a alguien que amas es algo mucho más difícil, implica la aceptación de que no volverás a ver a esa persona nunca más en tu vida. Tal vez el mayor dolor es el que produce la culpa, muchas veces injustificada, del “hubiera” (hubiera pasado más tiempo con…, hubiéramos tenido la oportunidad de hacer…, etc.) pero la realidad es que por más culpas que carguemos el vacío que deja el otro en nuestras vidas jamás podrá ser superado, simplemente se debe aprender a vivir con él.
Guillaume Nicloux dirige Valley of Love, una cinta que aborda el sentimiento de pérdida y duelo en el ser humano, así como las ansias que produce el saber que existe la posibilidad de volver a ver a nuestro ser amado en algún otro lugar, en algún otro momento y, por supuesto, de otra forma.
Isabelle y Gérard han recibido una carta de su hijo, mismo que tienen años sin ver, se ha suicidado, pero les ofrece la oportunidad de volver a verlo. En el escrito que les ha dejado señala instrucciones muy claras, sus padres deberán encontrarse en el Valle de la Muerte en California, ahí tendrán que visitar lugares específicos en horarios marcados en diferentes días, pero sobre todo deberán ir los dos juntos.
La pareja se rencuentra en el hotel marcado tras años de no verse, pues se habían divorciado hace tiempo y ninguno de los dos mantuvo contacto con el otro o con su hijo. Isabelle se volvió a casar y tiene otros hijos, mientras que Gerard decidió permanecer sólo. Las razones que los llevaron a aceptar tan extraña invitación son distintas para cada uno, la madre tiene la esperanza de redimir el tiempo que perdió al no hablar con su hijo y el padre se muestra más escéptico pero la culpa por el abandono también se encuentra presente.
Las desoladas tomas del desierto son solamente equiparables al vacío que los personajes reflejan con el duelo que cada uno vive a su manera. Las montañas y la arena se extienden en paisajes que en los que la basta nada nos envuelve con un sentimiento de desesperanza, el lugar es abrumante, el calor nos asfixia al igual a que sus protagonistas que sudan mares con cada paso que dan. El panorama es terrorífico, pero la fe ciega y la búsqueda de redención que anhelan sus personajes sobrepasan esa adversidad.
Isbelle Huppert (Isabelle) y Gérard Depardieu (Gérard) son sin duda los actores más influyentes que el cine francés le ha ofrecido al mundo en los últimos años, razón por la cual su rencuentro cinematográfico (no habíamos tenido la oportunidad de verlos juntos desde LouLou en 1980) resulta una noticia por demás emocionante.
Ambos actores se muestran al natural mientras caminan, las arrugas en la cara de Huppert o la amplia barriga de Depardieu no son ocultadas, su aspecto realista impregna un tono de mayor autenticidad al momento de duelo que viven sus personajes. Los diálogos que intercambia la pareja durante su viaje van perdiendo lucidez a medida que la cinta avanza a su segunda parte, una mucho más sobrenatural que la primera. Uno de los momentos que se van orquestando a lo largo del filme y rinde resultados sorprendentes es la asimilación de la propia mortalidad que tiene Gérard, la actitud que muestra Depardieu junto con sus expresiones simplemente nos deja sin habla.
Los sueños y las visiones se irán apoderando poco a poco de la historia, con cada cuadro que pasa es necesario abandonar un poco la lógica y entregarse más a la ferviente creencia que profesan los padres cuando las evidencias de un posible reencuentro con su hijo se hacen más latentes.
A pesar de que la construcción del guión no es sólida y se va cayendo a medida que la historia avanza, la película se mantiene a flote gracias a la potente presencia de Huppert y Depardieu. Guillaume Nicloux deja mucho al fabuloso dúo de protagonistas pero no les otorga suficiente material de trabajo, lo cual es una verdadera pena.
Valley of Love nos lleva a un espacio de encuentro para una familia, un sitio que les permitirá a los padres dejar ir a su hijo, afrontar el duelo y cerrar un ciclo. Es un valle en el que la muerte esta presente pero es el amor el sentimiento que domina y concede a los protagonistas la posibilidad de creer en algo más allá de lo posible. Todo lo caminado, todo lo sudado será algo que valga la pena al final cuando lleguen a un lugar que les permita decir adiós.