Conociendo a los padres

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“If I could, I would have voted for Obama for a third term.”

Uno de los momentos más terroríficos en una relación de pareja es aquel que llega cuando se debe conocer a los padres del otro. La ansiedad recorre el cuerpo por saber si habrá aceptación para poder continuar y ser, de alguna forma, parte de la familia. Ese terror aumenta cuando sabes que eres, por tu personalidad o apariencia, exactamente la clase de persona que no les agrada, el pánico puede llegar a ser abrumador.

Chris (Daniel Kaluuya) es un joven afroamericano que tiene una relación con Rose (nuestra querida Marnie de Girls Allison Williams), tras salir por un tiempo la joven le pide a su novio que la acompañe a hacer una visita a sus padres, él acepta, pero su principal preocupación es saber si los progenitores de su pareja saben su origen racial, ya que considera puede ser un tema sensible.

La ópera prima de  Jordan Peele, Get out, es una cinta de terror con toques cómicos muy acertados, en la que el tema racial es el principal protagonista. Los estadounidenses se han caracterizado por sus frecuentes golpes de pecho y remordimiento ante los atroces sucesos que la esclavitud y el racismo suponen en su historia como nación, mismos que siguen estando vigentes en muchas formas distintas.

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Las películas que presentan este tema ya tienen una fórmula muy definida y que hace que la mayoría de los filmes parezcan un refrito del refrito. La solemnidad con la que tratan el tema es muy pronunciada, se muestra como algo lejano, como algo que no es parte de la cotidianeidad de los estadounidenses, pero eso no puedes estar más alejado de la realidad de aquel país y del mundo en general.

Get out nos sumerge de inmediato en una agobiante tensión, las interacciones que tiene el protagonista con la familia de su novia es bizarramente terrorífica. Peele no pierde oportunidad de mostrar el trato diferenciado que la sociedad le da a los afroamericanos por el simple hecho de ser afroamericanos. Los prejuicios y la discriminación no se hacen esperar, ya sea con un policía haciendo que Chris pase un mal rato o con la forma en la que Dean (Bradley Whitford), el padre de Rose, lo recibe con un extraño “My man”, todos esos detalles solamente hacen que la paranoia vaya en aumento.

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Aquí el terror no proviene de algo físico propiamente, sino del terrible trato que le da el entorno a Chris; los escalofríos que nos produce la cinta son todavía mayores gracias a que la fuente que los produce no puede ser más real. La cinta es política, es una denuncia más fuerte que todas aquellas películas en las que la esclavitud es mal vista (porque obvio es un evento del pasado, que ya no pasa en el S.XXI), aquí el terror somos nosotros mismos, las acciones y actitudes que vemos pueden ocurrir justamente al momento en que salimos de la sala de cine y pueden ser llevadas a cabo por la persona que se sienta a nuestro lado.

Evidentemente Get out tiene una historia macabra que ocupa al contexto social para ser llevada a cabo, pero es gracias a la combinación del relato con la realidad que la película obtiene el efecto que la hace única, es lo justamente la bocanada de aire fresco que se necesita en el género para seguir despertando el interés. Gracias a las nuevas voces, como la de Peele, es que se puede realizar una inventiva renovación a todo lo que vemos en pantalla, solamente hay que darles la oportunidad.

Si bien hay muchos elementos que pueden ocupar una buena pulida, como el desarrollo de personajes, hay otros que funcionan de una manera brutal, por ejemplo la banda sonora, compuesta por el también primerizo Michael Abels es perturbadora, el juego de cuerdas combinadas con una contraparte coral le quita el balance al espectador y lo sumerge en un lugar en el que no hay nada seguro; de igual forma Toby Oliver (cinefotógrafo) se luce con unos encuadres verdaderamente alucinantes. El cast sin duda es terrorífico, particularmente Catherine Keener y Betty Gabriel quienes nos recuerdan que detrás de una sonrisa siempre se pueden ocultar las peores intenciones, tampoco se queda atrás Caleb Landry Jones quien parece sacado de los mismísimos Funny Games del genial Michael Haneke.

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Peele ha triunfado previamente en los sketches que presentaba en su show Key and Peele, por lo que la comedia no le es ajena y es gracias a esa experiencia previa que es capaz de integrar ese género en su cinta de una manera tan natural, cuando Get out necesita aliviar un poco la tensión tengan por seguro que el director nos ofrecerá un par de gags sumamente graciosos que no se sienten fuera de lugar y que se mezclan de manera impecable con el terror de la cinta.

Get out es una arriesgada apuesta que da resultados positivos, una cinta que ofrece una nueva postura a un género que requiere propuestas distintas para seguir gustando y generando el impacto que el público espera de él. Con Get out se nos abre el panorama de toda una nueva gama de miedos que todavía no son explorados en el cine, pero que bien valdría la pena revisar.