“The thing is…I just know this is it.”
Hay historias que son simplemente inspiradoras, la gente que las vivió se convirtió en historia por superar adversidades que (tal vez) muchos de nosotros jamás nos imaginamos superando. Son ejemplos de perseverancia y voluntad humana por salir adelante, algo caracteriza a estos relatos y es la esperanza de vivir que muestran sus protagonistas.
Breath es la ópera prima del maestro del motion capture Andy Serkis y en ella cuenta la historia real de Robin Cavendish (Andrew Garfield), quien tras contraer polio queda paralizado, lo único que puedo mover es su cara y ligeramente su cuello. Necesita estar conectado a un respirador para poder vivir, pero él y su esposa Diana (Claire Foy) se rehúsan a que pase sus últimos días en un hospital por lo que encuentran la forma de sacarlo y Robin se convierte en el primer hombre en esas condiciones capaz de vivir fuera de un centro hospitalario.
La historia es un total academy bait y funciona como tal. La cinta no se arriesga y sigue una fórmula por todos conocida (pero en muchos casos efectiva) en la que podemos a kilómetros de distancia lo que ocurrirá y exactamente en qué momento sucederá; es también un relato de romance y superación que no añade nada nuevo a un género que ruega por una renovación urgente.
Se puede argumentar que visualmente se encuentra bien ejecutada y en efecto lo está, la composición de imágenes es muy bella, pero nada espectacular y eso es algo inaceptable cuando tienes a Robert Richardson en tu equipo.
Serkis nos queda debiendo en la parte estructural del filme, pero donde realmente se destaca es en la dirección de actores. El ensamble es bastante sólido y muestran con eficacia las emociones que el momento requiere de ellos, no hay ningún eslabón débil y todos los actores contribuyen a construir momentos especiales dentro de la cinta.
Se debe mencionar que el talentoso Andrew Garfield es el mayor atractivo de la cinta, la interpretación que realiza es por demás compleja. Cualquiera podría pensar que estar sentado o acostado sin moverse es sencillo, pero es mucho más difícil de lo que aparenta; Garfield cuenta únicamente con su rostro para transmitir complejas emociones y lo hace de una manera fenomenal.
Claire Foy es la contraparte protagónica femenina del filme y ofrece una actuación tan interesante como la de Garfield. La actriz se ha ido consolidando poco a poco como una de las jóvenes promesas histriónicas y este papel nos demuestra las razones. Ambas interpretaciones son bastante clásicas, pero ambos actores encontraron la forma de hacerlas novedosas y atractivas.
Breath apuesta por explotar en los momentos emocionales y créanme que lo hace de una forma espectacular, aquellos que gustamos de este tipo de cintas saldremos encantados, mientras que aquellos que le tengan cierta reserva al género seguramente saldrán empalagados.